Un sábado

Un sábado domando tus besos
vuelve salvajes las horas...
M.G.

Nube

Vísteme de nube
que hoy llegan bien tempranas,
con agua entre sus manos
y el gris pinta sus canas.
M.G.

Lienzo

En mi nuca empieza el lienzo
y desciende en su blancura
hasta el borde del silencio...

¡Tersa bruma sin tus dedos!

Y el pincel de tu cabello
torna el cuerpo en escultura
envolviéndome en tus besos.
M.G.

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Clavito...

Cabezota deprimido...
Mente plana
y ni un tornillo.

Te golpean con esmero...
desde el seso...
hasta el olvido.

No desvíes tus raíces
y lanza el pie
contra el ladrillo.

Si tiemblan estos muros
perdiendo el equilibrio...
¡Serás el único erguido!

M.G.

 

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Mi banco

A solas en el parque,
con un viejo respaldo...
Me cruje la memoria
de verte aquí a mi lado.

Y llueve en estos huesos
ajados por los años.
Cubiertos por diarios
que abrigan mi legado.

Óxido en los codos
y herrumbre en los labios,
que saben a memoria.
Historias de este barrio.
M.G.

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Dardos

Dardos de palabra
que destiñen y no manchan
al que porta tantas armas
como sangre en sus entrañas.

¡Cuidado vamos almados!
M.G.

 

Abuela

 

          Con tus manos suaves
          salpicadas de vivencias.

Con años de arrugas
y analfabetas huellas...


Servias la mejor tajada
y para ti la paciencia.

Con el luto incrustado
y en el bolsillo una pena.

Medias remendadas,
chaquetilla de vieja.

Rancios los armarios
y naftalina en las venas.

Reías como niña
rodeada de nietas...

Y catabas el puchero
con un dedo en la cazuela...
M.G.

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