Son tus hombros dos lamentos
derramados como mares,
que caminan siempre rectos
como dos regios puntales.
En el centro de tu ombligo
bailan siempre dos lunares;
uno danza entre latidos
y otro lo hace con el aire.
Y el tronío que embelesa
cuando pisas con soltura
son esas bellas caderas
que transportan una musa.
derramados como mares,
que caminan siempre rectos
como dos regios puntales.
En el centro de tu ombligo
bailan siempre dos lunares;
uno danza entre latidos
y otro lo hace con el aire.
Y el tronío que embelesa
cuando pisas con soltura
son esas bellas caderas
que transportan una musa.
M.G.
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