El sabor de cada beso
en los huecos de mi espalda
hace surco en el deseo
y se trenza con el alma.
¿A qué juegas piel cuando
erizas las pestañas?
Rózame un desierto
de aventura sin palabras,
donde brindes en mi cuerpo
con la arena que desgarras.
M.G.
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