miércoles, 7 de enero de 2015

De carmín...

Aun llevaba dos coletas cuando el mal se volvió gris
y cambió una cajetilla por el dulce regaliz.

Una lágrima de sangre cambió ese cielo añil
que rozaba con sus dedos sin poderlo reducir.

Y esas manos aún aprietan, tanto hasta morir...
ya no siente su perfume, ni se advierte desde aquí.

Rebelde marioneta.
Princesa de carmín...
Refúgiate en tu cuento, mamá ya no está aquí!!
M.G.

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